lunes, 9 de diciembre de 2019

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El clasicismo barroco de Iñigo Jones. Vida y obra.

Jones ya estaba en la corte en la época de Isabel I como diseñador de vestuario y decorados para las representaciones palaciegas. Se especula con que pudiera realizar un viaje a Italia entre los años 1597 y 1603, donde se dedicaría al estudio de la pintura y la decoración de este país. Poco después el príncipe de Gales lo nombró su arquitecto personal, y más adelante, en el año 1613, Jacobo I hizo lo mismo. En el año 1609 realizó un viaje a París, y entre el 1613 y el 1614 realizó un segundo viaje por Italia, este ya confirmado por las fuentes documentales, en el cual sí que se dedicó al estudio de la arquitectura italiana. De este viaje se conserva un cuaderno de dibujos realizados por Íñigo Jones, en el que se puede apreciar su fascinación por el arquitecto italiano Andrea Palladio, del que tenía una edición anotada de su tratado de arquitectura.

Queen's House de Greenwich, Iñigo Jones, S. XVII

La teoría de Jones, se basaba en su creencia metafísica en la belleza, en los números y en la armoniosa relación entre ambos. Incluso llegó a emitir la equivocada teoría de que los monumentos de Stonehenge eran la ruina de un templo romano debido a sus "Proporcionas armónicas de las que solo los mejores tiempos pueden hacer alardes". Jones creía en la universalidad y atemporalidad del lenguaje clásico. Así pues, podríamos considerarlo casi como un arquitecto protoneoclásico.

Queen's House de Greenwich, Iñigo Jones, S. XVII

Su primera gran obra es la Queen's House de Greenwich, realizada entre los años 1616 y 1635. Esta tenía al principio dos alas unidas por un puente al nivel del primer piso y formaba un cuadrado en planta. La planta baja del ala de entrada utiliza el almohadillado rústico; el primer piso es completamente liso y en él solo destacan las cornisas de las ventanas ligeramente modeladas. La cubierta es plana y el edificio remata con una balaustrada en su parte superior. La obra cuenta en su fachada principal con un cuerpo central de tres módulos que destaca ligeramente en planta con respecto al resto de la fachada, y que marca de cara al interior una gran sala cúbica que ocupa los dos pisos. Hoy en día solo se conserva el ala de entrada, cuyo interior es rigurosamente simétrico y de una distribución ejemplar. El rechazo a los ornamentos se debía, según el arquitecto, a que estos no le convenían a una arquitectura sólida.

Lindsey House, Iñigo Jones, S. XVII

La Lindsay House de Lincoln's Inn Fields fue realizada posteriormente. Como es habitual, su planta baja está realizada con almohadillado, mientras que la planta superior se encuentra dividida en dos cuerpos de ventanas, las inferiores alargadas y rematadas en frontones triangulares (a excepción de la central, que posee un frontón curvo quebrado para diferenciarse del resto), mientras que las superiores son más bajas u carecen de todo tipo de decoración. Este cuerpo posee un orden gigante de pilastras que atan los dos niveles de ventanas y sostienen el entablamento y la balaustrada que remata el edificio. Esta obra se convirtió en todo un modelo para las residencias urbanas de la clase alta inglesa.

Plan para Covent Garden, Iñigo Jones, S. XVII

Íñigo Jones fue el primer arquitecto inglés en realizar un plan urbanístico de desarrollo de una plaza regular de arquitectura completamente uniforme, emulando así a varios de los más importantes arquitectos italianos del Renacimiento. Este proyecto es el diseño del Covent Garden en Londres, con altos edificios sin decoración unificados con arcadas que albergaban galerías en la planta baja de las casas. Para este proyecto realizó la iglesia de San Pablo, de tipología más vitrubiana, con un pórtico toscano de cuatro columnas.

Iglesia de Saint Paul en Covent Garden, Iñigo Jones, S. XVII

La obra más reputada de Íñigo Jones es, probablemente la Banqueting House de Londres (fig. 9); formaba parte del inmenso Palacio Real de Whitehall, que quedó inacabado por culpa de la Guerra Civil; más adelante un incendio en el año 1698 acabó con la mayoría de las edificaciones construidas. Según algunos estudiosos la construcción podría haberse convertido en una especie de Escorial a la inglesa, con un tamaño mucho mayor, del que desgraciadamente solo nos quedan los dibujos.

Banqueting House, Iñigo Jones, S. XVII

En los primeros bocetos de la Banqueting House se puede apreciar una fachada con tipología de villa palladiana con un frotón que acoge debajo las cuatro columnas centrales del edificio. En altura se divide en tres pisos: uno a modo de pequeña base con sillares almohadillados, un primer piso de orden jónico y un segundo de orden corintio. En la realización final de la obra Jones suprimió el frontón triangular debido a que no se correspondía con la organización interior del edificio; en vez de esto, decidió romper los entablamentos sobre las cuatro columnas centrales y las pilastras laterales (pilastras que se duplican en las esquinas para señalar los extremos del edificio). El único detalle ornamental que destaca sobre la austera fachada es la serie de guirnaldas labradas entre el segundo cuerpo y el entablamento. El edificio, al igual que la Queen's House está rematado en su parte superior por una discreta balaustrada. De cara al interior, los dibujos preparatorios concebían una gran planta libre articulada mediante pilastras adosadas a la pared, que acabaron siendo en la realización final del edificio en una serie de semicolumnas jónicas que sostienen una cornisa sobre la que se abre una gran galería con balaustrada.

Banqueting House (interior), Iñigo Jones, S. XVII

En los años 30, Jones realizó un proyecto para la restauración de la Catedral de San Pablo, proyecto que finalmente no pudo ser llevado a cabo en su integridad. En la segunda mitad del S. XVII un incendio destruyó la antigua catedral, con lo cual tuvo que ser reconstruida desde cero. El otro gran arquitecto inglés, Christopher Wren llevó a cabo finalmente una nueva Catedral de San Pablo, para la cual se basó tanto en diseños del barroco italiano como en los bocetos del propio Íñigo Jones. Así pues, vemos como el clasicismo en Inglaterra está íntimamente unido a la figura de Jones, quien fue capaz de llevar a la arquitectura de su país a una concepción más moderna que todos los arquitectos del S. XVI

El clasicismo barroco de Iñigo Jones. Introducción.

A la hora de hablar de la arquitectura renacentista inglesa se debe tener en cuenta que este país fue el más reticente a la hora de adoptar las formas venidas de los S XV y XVI de Italia, y que solo pudo llegar al clasicismo pleno a principios del XVII con la genial figura del arquitecto Iñigo Jones. Durante todo el XVI solo podemos ver pequeños detalles renacentistas desperdigados por obras eminentemente góticas, y que al lado de las obras de Jones resultan de un medievalismo exacerbado. Curiosamente esta llegada tan tardía a la antigüedad griega y romana provocó que el barroco en Inglaterra fuera mucho más atemperado que en el resto de Europa y con un componente muy importante de clasicismo arqueológico, lo que derivó en una transición muy suave hacia el neoclasicismo del S. XVIII

El S. XVI en Inglaterra se vio condicionado por una convulsa situación política, una de las mayores de la historia de ese país. Debido a esto los ideales renacentistas no tuvieron un gran calado. Estos tuvieron una tímida introducción con las figuras de John Colet y Tomás Moro, quienes mantenían contacto con el movimiento humanista de la Europa continental. En el año 1518 Tomás Moro publicó, gracias a la ayuda de Erasmo de Rotterdam, su Utopía. La primera mitad de este siglo coincidió con el reinado de Enrique VIII (1509-1547), durante el cual tuvieron lugar la Reforma protestante y la escisión de la Iglesia Católica. Esto provocó un alejamiento deliberado por parte del rey de todo aquello que venía de Italia, ya que este se unía de manera subconsciente al Vaticano y al catolicismo, lo que provocó que en las artes, y entre ellas en la arquitectura, apenas tuvieran repercusión las innovaciones renacentistas.

Todo esto, unido a la enorme importancia de la tradición en la construcción de edificios desembocó en que durante todo el S. XVI la arquitectura inglesa siguiera en esencia las pautas del gótico perpendicular, a pesar de lo cual algunos elementos de carácter renacentista fueron introduciéndose en la estructura de los edificios y especialmente en detalles ornamentales; los elementos renacentistas se hacían más presentes en la arquitectura más cercana a la corte, mientras que a medida que se produce un alejamiento de esta la dependencia del gótico se hace mayor. De la combinación de estos dos estilos (gótico tardío y renacimiento italiano) nació el llamado estilo Tudor, que dominó toda la primera mitad del siglo.

Hampton Court Palace, Williams, J. Bettes y Townly, S. XVI

El ejemplo más célebre de la arquitectura de este estilo es la residencia de Hampton Court, construida por Williams, J. Bettes y Townly y encargada por el cardenal Thomas Wosley, figura de capital importancia en los primeros años de reinado de Enrique VIII y principal responsable de la política exterior de su país hasta su caída en desgracia alrededor del año 1527. En esta obra, de tradición visiblemente gótica en sus monumentales torreones, su patio o su gran salón con techo de madera, nos encontramos con elementos ornamentales renacentistas de carácter arqueológico, como los medallones con los rostros de emperadores romanos o las hojas y los puttti de las enjutas del tejado. Esto pudo ser debido al carácter del edificio de escenario para fiestas culturales con referencias a la antigüedad y a la intervención en la decoración del artista italiano Giovanni Benedetto da Maiano.

Burghley House, William Cecil, S. XVI

La segunda mitad del siglo, tras los breves pero importantes reinados de Eduardo VI (1547-1553) y María Tudor (1553-1558) estuvo dominada por la figura de Isabel I (1558-1603). Tras la restauración del catolicismo por parte de María en el año 1553, la reina Isabel volvió a la Iglesia anglicana, sometiéndola al poder de la corona. Entre los hombres de confianza de la reina, quien progresivamente fue desarrollando una política más autoritaria, estaba William Cecil, de carácter moderado. A él le se le debe una de las obras más importantes de esta etapa, la Burghley House de Northamptonshire.

Longleat House, Robert Smythson, S. XVI

Esta monumental obra se inscribe dentro de una nueva tradición diferente del estilo Tudor y que se ha denominado como arquitectura isabelina o jacobea. Es una mezcla de elementos de la arquitectura tradicional inglesa (gótico perpendicular), del primer Renacimiento italiano, del estilo francés del Loira y la decoración de bandas flamenca. El edificio cuenta con un patio de tres pisos de altura tiene tres órdenes aplicados de manera correcta, pero mezclados de una manera despreocupada con otro tipo de elementos ya que el tercer piso, de orden corintio, cuenta con un mirador de tradición inglesa. Encima de este, la cubierta del edificio cuenta con una ampulosa ornamentación a base de bandas y obeliscos. Este eclecticismo puede deberse entre otras cosas a la intervención en el proyecto de múltiples arquitectos provenientes de Francia o de Amberes.

Hardwick Hall, Robert Smythson, S. XVI

Frente a esta arquitectura espectacular, en esta época encontramos ya un arquitecto de renombre, Robert Smythson, al que se le atribuyen edificios de gran importancia como la residencia del parlamentario Sir John Thynne en Longleat, Hardwick Hall y Wollaton Hall, todos ellos de carácter más sólido, equilibrado y austero que anticipan el neopalladianismo que veremos en Íñigo Jones. La primera de estas obras cuenta con una planta simétrica, una pequeña portada de estilo italiano, una cubierta plana, y ventanas más propias de la tradición del gótico perpendicular. Los miradores, al contrario que en la Burghley House se integran de una manera más armónica en el conjunto, y la decoración flamenca de bandas aparece únicamente en la balaustrada de la azotea.

Wollaton Hall, Robert Smythson, S. XVI

Tras la muerte de Isabel II subió al trono Jacobo I Estuardo, que unificó Inglaterra y Escocia y siguió con la dependencia de la Iglesia al poder Real, lo que le valió el odio tanto de los calvinistas más integristas como de los católicos, lo que provocó una gran crisis a su muerte, crisis que el siguiente monarca Carlos I (1625-1649) no supo o no pudo controlar y que acabó desembocando en el año 1645 en una Guerra Civil. En esa época fue cuando brilló la figura del arquitecto Íñigo Jones (1573-1652).